Sentados
en la huerta
detrás
la autovía
y
pasa un dios cualquiera
que
ya es nuestro
en
la casa donde naciste
y
una gitana de grandes pechos
y
pelo recién cortado
Dime que me quieres
te
quiero claro
qué
son veinte días
o
más de setecientos
qué
apuesto
todo al ocho
Sí, señor, ha oído
bien:
todo. Todo al ocho.
Si
África no existiera
o
al menos estuviera más cerca
a
dos horas
las
que bastaron para vernos
Nos
bastaron entonces
para
más
más
que vernos
como
el rayo o el coche
ardiendo
un
dedo una espalda
Pero
ahora no
No me engañes
ni
basta ni bastó
Nos
engañamos
para
ir más lejos
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