Al lujo de un hotel futuro.
En el borde la cama,
empezó a ponerse las medias
que antes yo le había quitado.
Es una pena que cada vez
haya menos mujeres que se pongan medias,
pensé.
Una aquí, la otra allí,
desperdigadas a cada lado de la habitación,
salpicando todo de noche y locura.
Se subió la falda y se abrochó los bo...to...nes.
Oí cómo la cremallera se cerraba
tras el roce de sus dedos.
Retumbó en mi cabeza (aún la escucho).
Ahora, se pone la camisa blanca.
Se ata los botones lo más rápido que puede
y se arregla el cuello.
Se levanta para ultimarlo todo.
-No me llames tú... - empieza a decirme,
mientras saca su lápiz de labios.
Me mira a través del espejo.
Se arregla el flequillo.
-Mejor te llamo yo.
A casa no me llames nunca.
© Carolina Illán Conesa
Y que mas da el sexo de quien quiere que llamen a casa. El machismo no puede permanecer anclado a nuestro genoma. Los cuernos no deberian tener sexo.
ResponderEliminaren esa coficina, con peste a "flí", escuchando música o algo así
ResponderEliminarSi algo son tus letras es provocación, autenticidad, desafío.
ResponderEliminarTu poesía es original, puede gustar o no gustar, porque en cuanto a gustos no hay nada escrito, pero indiferente no pueden dejar a ningún ojo que te lea.
Me encanta, te lo he dicho ya???..jajaja.
Besos Noe.
Lo mismo pasa conmigo: encanto o disgusto. No hay término medio. Casi nunca encanto, jeje.
EliminarGracias, amigo ;)