Revivamos una y otra vez los puntos
exactos,
determinantes
de aquella noche.
Interpretemos la mejor cogida de mano,
el roce en el muslo discreto
o los reojos encontrados.
Finjamos que todo es nuevo,
calcando de manera casi perfecta
los movimientos de esa primera cita,
el inicio.
Sabiéndonos hoy más libres,
revivamos esos gestos
y alarguemos un poco más
el pecado original.
!Oh¡ cada momento tiene su magia, intentar reinventarlo no es mas que acartonarlo. El pecado original es eso, original, no admite copias, aún así los versos son como los tuyos, ludicamente sugerentes, blandamente excitantes.
ResponderEliminarGracias, Pedro, por tu comentario. Sé lo que dices, pero ¿no te ha pasado alguna vez que, aunque sepas que es único, te morirías por volver a vivirlo?
EliminarBesos y gracias!
Nunca hay dos momentos iguales para nada. Ni mejores ni peores, simplemente distintos.
ResponderEliminarNo revivas........¡¡¡VIVE!!!
Besos Noe.
I know, but...
Eliminar¿nunca te ha pasado?