Me contó una vez Mª Teresa Cervantes,
mientras apartaba unas berenjenas del fuego
por miedo a que se quemaran, lo siguiente:
Así me inspiré yo por primera vez. La Musa vino cuando era niña y freía unos huevos. Me tuve que poner a escribir como una loca, dejé la sartén al fuego y entonces incendié la cocina. Mi madre me echó una bronca… ¡Menudos gritos! Y mi padre, que era un magnífico hombre, le dijo:-Tranquila. Si ha sido por un poema, merece la pena.
Todas mis primeras veces terminaron navegando por el Mediterráneo. Ahora cuando acudo a su orilla me agacho y sumergiendo los brazos en el mar acuno sus aguas, pues no me cabe duda que mis primeros versos continúan nadando libres en su vientre de sal y espuma.
ResponderEliminarPara todo hay una primera vez Noelia,
hasta para lo último.
Besos.
Muy cierto.
Eliminarpreciosa anécdota, y no menos precioso comentario. ¡Poetas, que sois unos poetas! ;-)
ResponderEliminar