jueves, 13 de septiembre de 2012

EN EL FOCUS DE UN FILÓSOFO


En aquel momento de humedad taciturna,
cuando casi ya salía para ti el sol,
y te movías aislada de todos,
al son de la canción precisa.
Entonces, sólo ahí,
deseé tocar tus piernas,
la rotundidad de su color,
frotándose una contra otra,
como llevadas por la música.
Cerrabas los ojos,
agarrando tu cubata de garrafón,
y tu mente se iba y venía,
ajena a nosotros,
pidiéndole más al mundo,
deseosa de alargar tu amanecer.
Derramaste un poco de alcohol en tu muslo,
y el sol lo rozó como sediento.
Eras otra cosa
venida de algún lugar lejano,
inalcanzable para nosotros tres,
jugando con las entrañas de la noche,
mojando la tapicería de aquel Focus azul.




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