miércoles, 30 de mayo de 2012

BILBO


 A mi J.A., 
por lo que tiene dentro.
Por inspirarme.



Imagíname borracha por esas calles,
con un vaso apurado en la mano,
buscando el autobús que me lleve al hotel
porque no recuerdo el camino de vuelta.
 
Imagíname con el pantalón medio abrochar,
con el rímel esparcido y tecleando el móvil a tientas
para mandarte un mensaje.
 
Imagíname así,
perdida en la ciudad de las siete calles,
entre Sondica y Zamudio,
testigo del libertinaje más obsceno que puedas,
con los ojos abiertos al júbilo
y la palabra certera de una noche poética.
 
Y ahora, cuando tengas esa imagen clara,
nítida,
imagínate              tú              ahí,
inmerso en la noche norteña,
camino del hotel de mala muerte,
militante de mi cuerpo luego,
si encontramos el autobús de vuelta.
 





martes, 29 de mayo de 2012

LA SIRENA


Al rocío de la Vega,
porque me empapa con su rumor de ola.



Entraste con los zapatos en mano,
resbaladiza,
dejando el rastro marino a tu paso.
Chapoteaba tu cola de pez
y oxidabas las miradas de los poetas.
Quién iba a pensar que te mantendrías
de pie sin pies,
en tu tabla de surf,
con tu cola de sirena,
mojada de escamas

y escarcha.





LO QUE QUEDA POR VENIR


A Caro, Eli, Tomás
y alguno más que quedó en el camino.
Por las noches en la calle,
esas que están por venir.

 Revolquémonos por la tierra, por el suelo.
Aún estamos a tiempo.
No es tarde para volver a beber
de la fuente de la replaceta (si es que aún sigue en pie),
o subámonos a los garroferos a vivir historias nuevas.
Investiguemos en las cuevas,
en las fábricas abandonadas,
a riesgo de lisiarnos o saltarnos un diente.
Vivamos eso de lo que aún hay tiempo,
eso que es
la efervescencia de la juventud,
el rumor de la noche en las calles,
salidos de las entrañas, 
más puros que nosotros mismos.
Más exactos.








miércoles, 23 de mayo de 2012

Un día tomé entre mis manos...



Pero todo aquello que tocamos,
tú y yo, nos une.
    Rilke    


Al vaho de aquella noche
y tus dedos en el cristal.


Dime, amor mío. ¿Lo recuerdas?
Recuerdas aquella noche
plagada de jugos y besos de alquitrán.
Tu cuerpo soberano en el capó
y el pantano susurrando palabras al oído.


Recuerdas, dime. ¿Lo recuerdas?
El calor de la noche de agosto,
la humedad de tu boca
y la mía en el vacío del silencio.
A lo lejos, alguien. Un coche. Un pájaro.

Y luego tú, ahí, dichosa,
estirando los dedos de los pies
en los cristales de mi coche.




NOTA: He buscado "vaho" en el diccionario por pura curiosidad;
para aquellos interesados, me dice: 

 "Vapor que despiden los cuerpos en determinadas circunstancias."

¿Por qué no especifica en cuáles? Punto, punto, punto.


 

lunes, 21 de mayo de 2012

NUEVE MOVIMIENTOS RÁPIDOS DEL DEDO ÍNDICE


Son sólo nueve números, nueve movimientos del dedo índice.
No me atrevo a marcar tu número por si no me lo coges,
porque quizás tú tampoco te atrevas a hacerlo,
y entonces yo me quede pensando
si no has oído el politono ese ridículo que pusimos juntas,
o si es que acaso no te atreves a escucharme al otro lado del auricular.
Creo que todavía es pronto.
Demasiados movimientos rápidos del dedo índice.
Incluso para tirar tus cosas,
las que no te has llevado porque no tienes sitio en tu nueva casa,
ni siquiera para eliminar el olor tuyo que queda en mi cama,
o las braguitas azules descosidas
que tanto me gustaban.
Tu sombra sigue paseando por mi habitación,
dando vueltas y giros, saltarina, alegre,
distante,
tocando mis cortinas y mis recuerdos,
paseando en mi presente,
mientras con un dedo índice me martillea nueve veces.
Y ahora que te pienso nueve veces al día,
qué pasaría si tú te atreves y marcas primero…



 



viernes, 4 de mayo de 2012

VERBOS POR DENTELLADAS



Cambia verbos por dentelladas
y obtendrás de mí lo que fue aquel tiempo.
La boca abierta, los ojos abiertos
                 al juego,
al estruendo en la cama,
a lo poético de la carne amasada.

Cambia los verbos por dentelladas
y entenderás la maravilla que hubo,
que se siente en el pijama de ovejas,
en los teclados de ordenador,
en los vasos de leche de domingo.

Cambia los verbos que creas
y pon ahí dentelladas fatales,
perversas,
                  fugaces,
                                 hincadas en la piel,
en horizontal, en vertical,
tumbados, de lado, desnudos,
alocados.
En la cocina, en un descampado,
en el coche, en la Gran Vía.

Deja los verbos típicos.
Y sólo imagina.
Recuerda esas                                  dentelladas.

 
 

martes, 1 de mayo de 2012

LA OPORTUNIDAD DESPRECIADA



La cama congelada.
El vino por el suelo y en la boca.
La música templada sonando.
Tronando el corazón.
Humo de tabaco, restos de hachís.
El cielo sin estrellas.
Las estrellas, ¿dónde han ido hoy?
           Descalzos.
La misma humedad en muebles y paredes.
La misma que aquí, donde hueles.
           En mí.
                    En ti.
Algunos pepinillos y trozos de queso.
Sonó blues, sonó clásico, sonó rock…
Dejémonos de estupideces: sonó a despedida.
La luz nos cegaba aun siendo tenue.
Rozabas mi sujetador lila.
Pasión, muerte y vida a la vez.
Al día siguiente no recordaríamos nada.
La oportunidad                                          despreciada.


 © Charo Guarino Ortega