martes, 26 de febrero de 2013

AMY





 A Hyde, 
always here.



Amy Winehouse murió a los veintisiete años por culpa del alcohol, las drogas o ambas cosas. Murió triste, estoy segura. Acababa de empezar su carrera, como quien dice. Lamenté mucho su muerte, y además coincidió en un momento determinante en nuestras vidas: decidimos dejarlo.

Amy suponía para mí más que una cantante de soul, más que una buena voz y unas buenas notas. Cuando sacó su primer disco, yo te conocí, y empezaron nuestras visitas y encuentros. Nos tirábamos horas escuchando su Back to black tirados en la cama, y sus canciones nos servían de telón de fondo para aquellos polvos lentos y pausados que nos gustaba echar a veces. Aquella londinense de pelo extravagante y llena de tatuajes cantaba al aparato: We only say goodbye with words… Aquella canción me arañaba el alma. A veces, cuando estaba dos o tres días sin verte, no podía oírla: me mataba el tiempo sin ti, la ausencia de tus manos.

Cuando Amy murió, me entristecí mucho. Lamenté su muerte tanto como la celebré en vida a mi manera, haciendo honores en la cama con su voz de fondo. Amy murió, y lo nuestro, en cierto modo, también. En el coche, después de volver de Hungría, oímos la noticia por la radio. Nos miramos. Sin decir nada. Amy había muerto.

 





FARO ROJO DE CARTAGENA



A Tortuga y Lagartija.









domingo, 24 de febrero de 2013

CONVERSACIONES PRIVADAS




Hay ciertas conversaciones privadas
(imaginarás)
cuyo contenido es mejor no conocer.
Al menos por tu parte.
Y créeme que hago bien en no ser confesa.
En esas conversaciones
                                                           tú
seguías siendo el centro de mi cama.
No quiero pensar en las consecuencias,
si esas conversaciones privadas
llegaran, ahora, a tus oídos.


 © Leon Levinstein

sábado, 23 de febrero de 2013

BAJOS FONDOS




Habitabas esta casa
como yo pisaba tus calles.
Descubrí cada noche
ciertos puntos oscuros,
imposibles de bordear ni esquivar.
Como todas las ciudades,
tenías tus bajos fondos
y tus alcantarillas.




                                        © Noelia Illán Conesa

 

miércoles, 20 de febrero de 2013

INTRANSPARENCIA



-No, señor -dijo al final-. No está loco.
Pero tiene una caligrafía muy extraña.

Stevenson 
(El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde)




Tú estás hecho de otra pasta,
materia distinta,
no conocida aún,
por el ojo imperceptible.
Sustancia anómala
de mi vida.




 

martes, 19 de febrero de 2013

EN EL FOCUS DE UN FILÓSOFO





En aquel momento de humedad taciturna,
cuando ya salía para ti el sol,
y te movías aislada de todos,
al son de la canción precisa.
Entonces,
sólo ahí,
deseé tocar tus piernas,
la rotundidad de su color,
frotándose la una contra otra,
llevadas por la música.

Cerrabas los ojos,
agarrando tu cubata de garrafón,
y tu mente se iba y venía,
ajena a nosotros,
pidiéndole más al mundo,
algo que bien no sabías,
deseosa de alargar tu amanecer.

Derramaste un poco de alcohol en tu muslo,
y el sol lo rozó como sediento.
Eras otra cosa,
venida de algún lugar lejano,
inalcanzable para nosotros tres
que te mirábamos,
jugando con las entrañas de la noche,
mojando la tapicería
de aquel Focus azul.