martes, 19 de marzo de 2013

THEATRUM





En tu caso en particular
(y sin que sirva de precedente)
resultó muy fácil aprenderse el papel
oportuno y exacto,
el idóneo para alguien como yo,
                   para alguien como tú.
Un par de palabras sin rima,
trucos, gestos,
pulidos de puzle adaptable,
seis, siete…, ocho poetas.
Ocho.
Y lo demás         vino rodado,
cayendo a tus pies,
esas pequeñas cosas regaladas
a ciegas,
a tientas:
la devoción, el encanto, la complicidad.
Y el sexo,
(para qué omitirlo).
Luego, el telón bajó tras el aplauso
de un público contenido.
De golpe.
En el peor de los casos   -o en éste-
la función siempre 
acaba.




2 comentarios:

  1. A veces, la caída del telón, viene a aliviar una historia que no había por donde cogerla. Otras, en cambio, no.

    Cuestión de gustos.

    Y leerte en este poema, es un gustazo.

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  2. Ojala hubiera sido teatro, estaria subido el telon. Francisco.Luis Bernardez.

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