domingo, 20 de noviembre de 2011

Entre claquetas


No lo soporto. Sí, ya sé que es irracional y que no tengo por qué ponerme así, pero me has preguntado y te contesto. No me gusta que me hables de él y me digas que si habéis hecho esto o lo otro. Sí, llámalo celos; no e importa lo que pienses. Posiblemente entonces soy celoso. Seré celoso… En fin, que no me gusta cómo hueles cuando vienes de estar con él, y ya sé que no te puedo pedir nada, que tú ya sabes con quién estás y lo que te arriesgar a perder, que me quieres mucho y que esté tranquilo, que es algo temporal y que todo esto pasará, que es una mala época y que luego estaremos mejor, y… yo... yo tengo fe, pero a veces te odio. Sí, te odio por cómo huele, por el peinado que te has hecho hoy para él, o si habéis ido a tal restaurante. Incluso este mismo sábado salisteis con unos amigos. Y yo aquí, en este apartamento, triste y solo, mirando la tele… Estoy mal, y todo es porque no puedo ni siquiera pensar que estás con él. Pensar que te abraza o que te besa…, que te toca si quiera… No me deja dormir. Y no me digas que tú también has sentido celos alguna vez, o que incluso él tiene celos…, porque más celos siento yo, aunque él sea tu marido.



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