El
juez, con un gran bigote, dicta la sentencia.
La
mecha está encendida, y ya no hay marcha atrás.
Los
encapuchados juzgan, y ríen bajo sus máscaras.
Unos
levantan el dedo. Otros lo bajan: K.O.
Se cierra el telón, pero sin aplausos.
Ya
ha pasado, tranquilo. La cena habrá sido pesada.
Era
todo un sueño. Me bajo y me fumo un cigarro. O dos.
Pero
sigues teniendo esa sensación de ruptura,
el
paladar pegajoso y las manos entumecidas.
* Hoy va de bigotes... He aquí la foto de aquel graffitus que había en una callejuela de Murcia y que ya no está, porque alguien decidió invertir pasta en el Teatro Circo. Ahora ponen obras de Lorca, Inclán y esos tipos que escribían bien cuando el bigote estaba de moda. Ahora no hay graffitus, pero queda la foto.
Por cierto: me quedé sin entradas para ver Bernarda Alba...¡ni grafiti ni teatro, ala! ¿Dejarme bigote paliará mis penas?
No te dejes bigote por Dios!!!!
ResponderEliminar