-La luz que entra no
me gusta - te dije, echándome a un lado.
-A mí me encanta.
Y cogiste un cigarro.
Fumaste mirando la ventana. Sí, ya había anochecido.
-Tengo que irme.
-Puedes quedarte. Hay
camas de sobra.
-No, gracias. Me
esperan. Ah, y haz el favor: ventila un poco la habitación. Apesta.
-Es mi coto privado de caza.
Efectivamente, en el coto privado de caza de cada uno hace que a uno le venga en gana. me ha gustado.
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