martes, 20 de diciembre de 2011

LUNAS DE HIEL



No hay más que zozobra, zozobra, zozobra.
Casi pierdo el control.
Me muevo como en oleaje de barco errante.
No son las copas de alcohol esta vez.
Quizá algo parecido a la melancolía.
O al fracaso. 

En la noche oscura y negra, como el cuervo de Poe,
en un sillón viejo y polvoriento,
repaso con los dedos la caída al abismo infinito.






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